Jorge Carreño/Redacción
En Agua Dulce, los regidores Mario Espinoza y Constantino Morales se han convertido en marionetas de la síndica Sandra López Amador, quien hoy convirtió en una reality show la sesión de cabildo, en la que se había previsto que serían informados acerca del Plan de Obras 2021. Nadie les discute que a pesar su avanzada edad intenten irrumpir en el terreno de los millennials, pero de ahí a convertir de un chiquero el cabildo, sí que es reprobable.
¿Cuál fue el punto de quiebre con la síndica? El que la calle donde construyó su vivienda no haya sido incluida para ser pavimentada este año. López Amador exigía que la rúa que conduce a su residencia no quedara fuera de este beneficio.
Lo que no ha entendido Sandra López es que, de acuerdo a la normatividad federal, ningún funcionario por influyente que sea puede beneficiarse directa o indirectamente con este tipo de acciones, consideradas como tráfico de influencias.
La síndica -que por lo visto hoy comió gallina negra- refunfuñaba porque su calle y otras más habían sido excluidas, según ella, pero olvida que la ultima palabra la tiene el Consejo de Desarrollo Municipal.
A partir de ese punto, Constantino Morales -que se dice morenista olvidándose que le chaqueteó a su partido para irse al PT- se dedicó a torpedear la sesión, cuestionando el plan de obras junto a Mario Espinosa; regidores que durante tres años tres meses, solo han resultado efectivos para cobrar su jugosa dieta.
Estos ediles fustigaban el proyecto de obras, criticando que solo se pavimentarían callejoncitos y nos preguntamos ¿A caso las familias hidrómilas que viven en calles angostas no merecen una mejor calidad de vida? ¿O las que tienen su vivienda en un ejido son de menor rango que las del centro de la ciudad? Por lo visto desde el estrecho y obtuso criterio de Sandra López y sus aliados sí y esto es más que deplorable.
Hagamos memoria: En los tiempos del PRI y el PAN, se desviaron miles de millones para pavimentar los caminos de los ranchos de senadores, diputados, gobernadores o alcaldes.
Un caso muy reciente fue el de Arturo Herviz Reyes quien en su calidad de presidente de Ángel R. Cabada no tuvo empacho en ordenar la pavimentación de la carretera que conduce a su rancho. Consecuencia legal: Una denuncia ante el ORFIS, viéndose obligado a devolver a la hacienda municipal el dinero aplicado.
¿Querrán estos ediles terminar con cuentas pendientes ante el Orfis?