• Fue músico, poeta y cocinero fue condecorado con la medalla “Adolfo Ruiz Cortines”

Ana Lilia Velázquez

Xalapa, Ver. El poeta, cantante y cocinero Luis Antonio Rodríguez Pulido recibió hoy de manos del gobernador Cuitláhuac García la medalla “Adolfo Ruiz Cortines”, por haber sido el impulsor de un Centro Cultural en la rivera del río “Tonto”, con el espíritu de unir culturalmente los pueblos limítrofes de Oaxaca y Veracruz.

En sesión solemne del Congreso Local de Veracruz, el gobernador García Jiménez reconoció la labor de Rodríguez Pulido, por fomentar la unidad de los pueblos a través de su cultura, costumbres y tradiciones en la Cuenca del Papaloapan.

Desde la tribuna de la LXVI Legislatura Local puntualizó que “no son los pueblos los que deben cambiar por las leyes, sino las leyes las que deben resguardar lo que los pueblos tienen, y hoy, al recibir la medalla, no lo hago por mi persona, sino en nombre de todas las comunidades afrodescendientes que en el 2012 solicitamos el reconocimiento constitucional”.

Recordó que en 2012 todas las comunidades con raíces africanas en México hicieron frente común para solicitar el reconocimiento constitucional que la senadora morenista Susana Harp hizo posible en 2019 al reformar el artículo 2 de la Carta Magna (http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_239_09ago19.pdf) para reconocer a los pueblos afromexicanos“, expresó con marcada emoción.

“El Estado se olvidó de nosotros los afrodescendientes”

Pulido Rodríguez puso el dedo en la llaga al afirmar que al estado mexicano se le olvidó consignar a los afrodescendientes en los libros de historia, “pero no debemos pasar por alto que defendimos a la patria de todas las guerras, resaltando únicamente dos o tres hechos aislados”.

Al igual que otros sectores de la sociedad, también defendieron al país, porque “estamos aquí desde 1521”, dijo, como refrescándole la memoria a los historiadores oficiales.

En su discurso, agradeció que la legislatura pasada haya reconocido a las comunidades afromexicanas, cualquiera que sea su autodenominación como parte de la composición pluricultural del Estado y expresó: “aquí seguimos como veracruzanos a pesar de todo“.

En la tribuna más alta de Veracruz pasó lista a Yanga, Coyolillo, Almolonga, Tamiahua, Mozomboa, Motzorongo, Cabo Verde, Mozambique, Jamapa, Lizamba, Mazoco, Mandinga, Mocambo, Matoza, Matamba, Agua Prieta, Las Peñitas, El Corte, entre otros pueblos que guardan en el nombre la memoria ancestral que otros gobiernos nunca quisieron reconocer.

El galardonado solicitó a la actual comisión de Asuntos Indígenas, se llame, en lo sucesivo, comisión de Asuntos Indígenas y Afromexicanos.

También, pidió a las comisiones de Derechos Humanos y Grupos Vulnerables, de Educación y Cultura, así como la de Asuntos Indígenas de dicha soberanía; entregar una exposición de motivos que han venido trabajando las comunidades afrojarochas del Estado. Documento que seguramente servirá para que los diputados presenten una iniciativa de ley que desarrolle el contenido constitucional en la materia y sea sometido a votación.

Recordó cómo es que los africanos llegaron a América Latina y a Veracruz, así como la manera en que lograron su supervivencia.

“En los llanos de Veracruz fue muy distinto, los españoles mandaron a comprar mulatas y se casaron con ellas para que los hijos cuidaran del ganado. Se volvieron jinetes expertos y por uso de la garrocha fueron llamados jarochos”, puntualizó.

Recordó cómo los tatarabuelos defendieron a la patria en todas las guerras, peleando junto a Morelos, luchando junto a Victoria y cabalgando con Bravo.

“Batallaron junto a Santa Ana contra los gringos, defendieron a Puebla contra Napoleón, lucharon por la tierra junto al coronel Tejada, pero a quienes quedaron arriba se les olvidó nombrarnos en los libros de historia, resaltaron dos o tres acontecimientos aislados”, lamentó.

“Veracruz sabe a Mozambique y a Yuruba, suena a paisajes sonoros de marimba, de maraca, de cajón y de jarana, pues en eso cantan la rama, bailan la conga del viejo, zapatean el huapango y el fandango, así como elevan al cielo la fuerza infinita y poderosa del son jarocho, pregonó.

“Los veracruzanos a lo largo de todos estos siglos, seguimos comiendo mondongo, gandinga, chancletas, machuco, bolín, casamiento, cultivan la versada, la décima y la charanga”, ilustró.