El aumento del calor extremo, exacerbado por la continua quema de combustibles fósiles, está afectando gravemente la educación a nivel mundial. Según un informe reciente de Unicef, los niños de hoy enfrentan muchos más días de calor anormal en comparación con generaciones anteriores, lo que está llevando al cierre temporal de escuelas en varios países, a veces durante semanas. Esta situación amenaza con socavar los avances en educación infantil logrados en las últimas décadas.
En países como Pakistán, Bangladés y Sudán del Sur, millones de estudiantes han visto interrumpida su educación debido a las temperaturas extremas, que superan los 40 grados centígrados. Incluso en naciones desarrolladas como Estados Unidos, el calor ha provocado cierres escolares o el fin anticipado de ciclos escolares.
La educación global, que había progresado significativamente en las últimas décadas con un aumento en la matrícula y las tasas de alfabetización, ahora enfrenta un estancamiento debido al cambio climático. La preocupación es especialmente grave en los países de ingresos bajos y medios, donde los niños experimentan hasta el doble de días de calor extremo que sus abuelos. Además, estos niños también son los más vulnerables a otros desastres climáticos, como inundaciones, que también han causado cierres prolongados de escuelas.
La adaptación de las escuelas a estas nuevas condiciones es crucial. Los científicos advierten que es necesario acondicionar los edificios escolares para hacer frente al calor, mediante mejoras en el aislamiento y la infraestructura. Sin embargo, en muchos lugares, el aire acondicionado sigue siendo un lujo inalcanzable, agravando aún más la situación.
Este fenómeno subraya una profunda brecha generacional y económica en el impacto del cambio climático, con las generaciones más jóvenes enfrentando un futuro marcado por desafíos educativos y climáticos sin precedentes.