En su vuelo de regreso de Asia y Oceanía, el papa Francisco expresó su satisfacción de que salgan a la luz los casos de abusos por parte de miembros de la Iglesia, subrayando que los abusos sexuales de menores son “un crimen y una vergüenza”.
El papa hizo estos comentarios tras ser interrogado sobre las recientes acusaciones contra Abbé Pierre, un sacerdote capuchino fallecido en 2007 y fundador de la asociación benéfica ‘Emaús’. Francisco calificó el caso como “doloroso”, reconociendo que Abbé Pierre hizo mucho bien, pero también fue “un pecador”. Reiteró la importancia de abordar estos temas con claridad.
“Estoy contento cuando aparecen estos casos”, señaló Francisco, añadiendo que, según datos de Naciones Unidas, la mayoría de los abusos sexuales ocurren en el entorno familiar o vecinal, con un porcentaje del 42-44%.
El papa también destacó la necesidad de denunciar todo tipo de abusos, incluyendo los sociales y escolares, al calificar estos actos como “demoníacos” que destruyen la dignidad de las personas.
En relación con el caso de Abbé Pierre, el papa indicó que el Vaticano se enteró de las acusaciones después de la muerte del sacerdote.
Durante su viaje a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, Francisco recordó a los “muchos niños y adolescentes heridos en su dignidad” y pidió “actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abusos”, haciendo eco de las preocupaciones surgidas anteriormente con el obispo Carlos Ximenez Belo, galardonado con el Nobel de la Paz en 1996.