Empacadoras en tres localidades del municipio de Buenavista, Michoacán, detuvieron sus operaciones tras el asesinato de José Luis Aguiñaga Escalera, empresario limonero conocido en la región. El ataque contra Aguiñaga, ocurrido este jueves en uno de sus ranchos, llevó a los empacadores a reforzar sus medidas de seguridad y a dialogar sobre cómo proceder ante la creciente violencia.
El homicidio ocurrió alrededor de las 10:00 horas en la carretera Tepalcatepec – Apatzingán, a la altura del entronque de Buenavista. Ante la falta de condiciones seguras para trabajar, los empresarios comunicaron a sus empleados que este viernes no habría operaciones en las localidades de Felipe Carrillo Puerto, conocida como “La Ruana”, Buenavista Tomatlán y Santa Ana Amatlán.
Uno de los limoneros locales explicó que el paro laboral afecta a alrededor de 20 empacadoras en Buenavista y es de carácter indefinido. “Todos los empaques del municipio pararon”, señaló. Aunque esto generará pérdidas económicas significativas, los empresarios prefieren detener sus actividades y evitar riesgos para su seguridad, pues las víctimas de la violencia suelen ser los patrones o coordinadores que se niegan a pagar el cobro de piso.
La suspensión de labores no es una protesta, sino una decisión de los dueños de las empacadoras, quienes asumen las consecuencias económicas. Según fuentes cercanas a la familia de Aguiñaga, el empresario había sido amenazado días antes por miembros de un grupo delictivo que le exigían pagar por protección.
Algunos empresarios del sector han señalado que el cártel que opera en la zona exige hasta 40 mil pesos para permitir la salida de camiones cargados con limón. La inseguridad sigue afectando a la industria limonera en esta región de Michoacán, donde el temor por la violencia ha obligado a detener la producción.