Al desgajarse un pino esta mañana sobre el boulevard Ávila Camacho de Coatzacoalcos se impactó contra la humanidad del vendedor de agua electropura Ramón Arias Hernández quien vendía el vital líquido todos los días en esa zona de restaurantes situados a orilla del río a bordo de su motocicleta. El hoy occiso tenía su domicilio en la colonia Teresa Morales y dejó en la orfandad a cuatro hijos de 17, 15, 11y 6 años de edad respectivamente.
Al escuchar el estruendo, los restauranteros y comensales salieron de inmediato solo para observar la dantesca escena en donde el señor Arias Hernández trataba de reponerse, lamentablemente en pocos minutos pereció.
Las primeras en acudir en su auxilio fueron tres madrugadoras damas de la vida galante que “talonean” desde hace años cerca de dos conocidos hoteles, frente al muelle de Pemex, pero nada pudieron hacer, al haber sido atacadas por una fuerte crisis nerviosa.
Otros comerciantes daban cuenta por el 911 a las autoridades, presentándose a los 20 minutos una ambulancia de la Cruz Roja y personal de Protección Civil, pero tristemente don Ramón, muy conocido en esa zona porque desde hace muchos años se dedicaba a la venta de agua, había dejado de existir.
En los siguientes minutos se presentaron agentes de servicios periciales para dar fe y levantar el cuerpo inerte del humilde vendedor, en tanto personal del ayuntamiento acudía con motosierras para trozar el pesado árbol y sus extensas ramas, librando la vialidad.
La pregunta es ¿Y ahora quién responderá por la vida de don Ramón?
¿A quién le resultará responsabilidad? ¿Cuál será el dictamen de Protección Civil Municipal?
¿Hasta cuándo el personal de esta dependencia evaluará a fondo los riesgos que representan las palmeras, pinos y otras tantas especies que por viejas y por hundimientos con el menor ventarrón se van a pique?
Descanse en Paz don Ramón Arias y el más sentido de los pésames a su adorada familia.