Héctor y Miguel Ángel Yunes –primos hermanos- son maestros en el arte de la tramoya. En 2016 casi se despelucan en un literal duelo a muerte, cuando ambos se acusaron en un debate rumbo a la gubernatura de dos años, el primero representando al PRI y el segundo al PAN.
En aquél entonces los dos políticos se acusaron de lo que ya era vox populi. Héctor culpando a Miguel de haber instrumentado la fuga de Joaquín Guzmán del penal de Puente Grande y Miguel señalando a Héctor de haber sido cómplice de un delincuente de alta escuela. Aquél debate transmitido en todo el estado, solo fue un reflejo de la vulgar ambición de poder que ambos padecen desde hace 35 años.

Llegado el día de la elección, y tras la derrota sufrida, Héctor Yunes comentaba a sus cercanos que le avergonzaba ser primo de Miguel Ángel y ambos se enfrascaron en una guerra mediática que los llevó a distanciarse, aunque un gran número de amigos comunes, juraban que “solo le hacían al monje loco”.

Quizás era una verdad a medias, porque en 2018, antes de las elecciones en la que su hijo Miguel Jr., mordiera el polvo al perder ante Cuitláhuac García, Héctor Yunes se adhirió a un punto de acuerdo de Morena, para evitar que el gobernador en turno dispusiera del patrimonio de los veracruzanos.

Al tomar tribuna para poner como palo de gallinero a su primo, a quien acusaba de haberse aduartado (en referencia a las prácticas de corrupción en las que estaba incurriendo, pero elevadas a la novena potencia), Yunes Landa se puso de tapete de Morena, con el afán de evidenciar a su primito del alma.

En aquella ocasión Yunes Landa –quien destilaba rencor hacia su pariente- utilizó la tribuna máxima para denunciar que Yunes Linares había dispuesto la concesión del auditorio Benito Juárez, de la casa de Agustín Lara, del balneario Mocambo, coincidentemente en el corredor Veracruz-Boca del Río, del que, dijo, que su primo sentía políticamente el dueño.

Hay que recordar que en 2018 fue tal la fuerza de Andrés Manuel López Obrador que en la 6 de 6, Cuitláhuac García se llevó entre las patas no solo a Miguel Ángel Yunes Márquez, sino también a José Yunes, quien fiel a su costumbre –y como reza el manual de los fracasados- volverá a ser derrotado, con la inminente victoria de Rocío Nahle García.

Aquella ocasión, en tono frenético, el hipócrita político priísta –quien en esto proceso electoral se ha dedicado a vender humo- señalaba que Yunes Linares estaba incurriendo en una de las tentaciones más perniciosas de los gobiernos en decadencia.

Lo acusaba de haber socavado los bienes públicos y blindándose de la acción de la justicia, en virtud que ya se había aduartado en tan poco tiempo.

Citó que falazmente dos años antes, en su calidad de gobernador electo había solicitado al papanatas de Enrique Peña Nieto que ordenara a Duarte nombrar un fiscal anticorrupción a modo, y no obstante meses antes del 2018, Yunes Linares había impuesto a un Fiscal carnal que lo blindara de un posible encarcelamiento.

Con la espada desenvainada Héctor gritaba desde la tribuna “No a la subasta” de inmuebles propiedad de los veracruzanos y acotaba que su primo no gobernó sólo entretuvo a la opinión pública.

A ocho años de su estrepitosa derrota y a seis de esa histórica participación en tribuna, con la que pretendía hacer méritos y sumarse a Morena, cuyos líderes jamás lo aceptaron, Héctor Yunes –cual indigno y carente de todo decoro- aparece ahora en una antinatural alianza de la peor ralea- junto a su primo ¿Y el rencor que sentía al considerar que era el ser más despreciable sobre la tierra cuando en 2016 lo acusó de haber sido cómplice del Chapo Guzmán?

Ojalá los veracruzanos –sobre todo los boqueños- entiendan que Miguel Ángel y Héctor- son dos políticos perversos que utilizan el señuelo de redentores ante la ciudadanía, repartiéndose en familia las posiciones políticas más importantes.

Así Yunes Linares aparece como suplente de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, en la primera fórmula al Senado por la alianza PRIAN, Fernando Yunes Márquez será diputado local plurinominal, Héctor Yunes Landa aparece en el primer lugar de la lista de diputados locales plurinominales del PRI y de acuerdo al pronóstico, si por cuestiones de género, en la ecuación del OPLE, hubiera algún problema, este tipo estaría dispuesto a favorecer a Sofía Yunes.

Ah, perdón, omitía que el candidato a gobernador del PRIAN se apellida Yunes, quien pese a negar el parentesco con el personaje principal de Los Demonios del Edén, no deja de ser su lacayo.

La gran pregunta es ¿Qué carajos le pasa a la militancia del PAN y el PRI?

¿A caso en Acción Nacional y en el Revolucionario Institucional les hizo falta ácido fólico durante su concepción? ¿A caso no existen seres cuadros con más solvencia moral?

Por lo pronto el odio de Héctor Yunes hacia su primo Miguel se desvaneció y hoy entre este par de perversos todo es amor y paz, todo sea por la maldita ambición de poder y dinero.