En la madrugada del sábado, se registraron al menos tres ataques grupales contra inmigrantes magrebíes en la ciudad de Oporto, en el norte de Portugal. Uno de los ataques fue un asalto a una vivienda donde residían ocho personas.

Según fuentes de la Policía de Seguridad Pública (PSP) de Portugal, se contabilizan al menos 11 víctimas, de las cuales cuatro requirieron hospitalización. Aunque no se ha especificado la gravedad de las heridas, se informó que los agresores portaban bates en todos los casos.

El ataque más grave ocurrió cuando alrededor de quince personas irrumpieron violentamente en una vivienda donde residían principalmente personas de nacionalidad argelina. Dos de las víctimas tuvieron que ser trasladadas a un hospital. Además, hubo otros dos ciudadanos argelinos que fueron golpeados en la calle y también necesitaron atención médica.

Horas después, en una ubicación cercana, un hombre marroquí fue agredido por otro grupo. En ese momento, la policía llegó al lugar y logró detener a uno de los agresores. Hasta el momento, la PSP no ha confirmado el motivo de los ataques ni si se trata de los mismos agresores en todos los casos.

Según el medio luso Jornal de Notícias, los agresores llevaban palos, cuchillos y un arma de fuego durante el asalto a la vivienda, donde amenazaron y golpearon a las víctimas durante aproximadamente media hora. Una de las víctimas tuvo que saltar por la ventana del primer piso para escapar de los agresores, requiriendo asistencia hospitalaria. Se ha identificado a otros seis agresores.

Los ataques han sido condenados por el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, quien expresó su solidaridad con las víctimas a través de las redes sociales. El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, también condenó la violencia racial y la xenofobia, asegurando que no tienen cabida en la sociedad portuguesa.

Mariana Mortágua, coordinadora del partido Bloque de Izquierda, asoció los ataques al auge de la ultraderecha en la Asamblea de la República portuguesa y pidió un castigo ejemplar para los agresores.

Estos actos de violencia racista han generado repudio y solidaridad por parte de las autoridades y figuras políticas en Portugal, reafirmando la importancia de la tolerancia y la defensa de los derechos humanos.