Ciudad de México. Marcada por el confinamiento y el cierre de actividades no esenciales para la economía mexicana, en la mitad de abril el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se redujo en 0.72 por ciento respecto a la quincena inmediata anterior, con lo cual la tasa la inflación fue de 2.08 por ciento, la más baja al menos desde 1988, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
El desplome en el precio de los energéticos y en algunos productos agropecuarios, así como una ligera reducción en servicios de comida preparada y turismo, llevaron a la baja el indicador. Se ubicó en el borde más bajo del objetivo del Banco de México, 3 por ciento, que puede variar un punto porcentual por arriba o por debajo de esa media.
En prácticamente todas las ciudades del país donde se levanta la muestra los precios se redujeron; las cuatro excepciones fueron Ciudad Juárez, Chihuahua; Tapachula, Chiapas; Acapulco, Guerrero y Jacona, Michoacán.
Al interior del INPC, el índice subyacente –el cual contiene los bienes y precios menos expuestos a la volatilidad- incrementó 0.20 por ciento quincenal y 3.40 por ciento anual; mientras el no subyacente retrocedió 3.56 por ciento quincenal y 1.93 por ciento anual.
Y es que en ese último los precios de los productos agropecuarios disminuyeron 0.78 por ciento y el de los energéticos fue menor en 8.49 por ciento quincenal, como resultado del descenso en el precio de las gasolinas, que a su vez reflejó la baja en el precio del petróleo crudo a nivel internacional.
En el periodo, los productos que más se encarecieron y empujaron al alza el INPC fueron el huevo, la cerveza, el azúcar, la vivienda propia y el frijol. El primero, llegó a incrementar 9.33 por ciento en sólo quince días.
Con información de La Jornada.