En un emotivo acto, la ciudad de Río de Janeiro ha rendido homenaje a la leyenda del fútbol brasileño, Arthur Antunes Coimbra, más conocido como ‘Zico’, con la presentación de una estatua de cera en el acuario público de la ciudad.
Zico, de 71 años, agradeció el reconocimiento de su ciudad natal y aprovechó la ocasión para reflexionar sobre el difícil momento que atraviesa el fútbol brasileño. Recientemente, la selección masculina no logró clasificarse para los Juegos Olímpicos de París de este verano, lo que supone la primera vez en 20 años que Brasil queda fuera de esta prestigiosa competición.
Durante el acto, Zico expresó su tristeza por la situación actual del fútbol brasileño, pero aseguró que él estará presente en los Juegos Olímpicos debido a su pasión por el deporte. Además, recientemente fue nombrado embajador de la delegación brasileña por parte del Comité Olímpico Brasileño.
A pesar de la ausencia de la selección de fútbol en los Juegos Olímpicos, Zico se comprometió a representar a todos los deportistas de diferentes disciplinas, ya que conoce de primera mano los sacrificios y dificultades que enfrentan al inicio de sus carreras.
El exjugador también compartió una de las mayores frustraciones de su vida, que fue no haber sido invitado a portar la antorcha olímpica en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, un honor que sí tuvo en los Juegos de Tokio cuatro años después.
Zico, considerado uno de los mejores jugadores de la historia, tuvo una destacada carrera con el Flamengo, donde ganó tres ligas brasileñas, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental en 1981. Además, representó a la selección brasileña en tres Mundiales.
Después de retirarse como jugador, Zico incursionó en la carrera de entrenador, dirigiendo equipos en Europa y Asia, incluyendo al Fenerbahçe turco y al Kashima Antlers japonés. Su legado en el fútbol brasileño y su pasión por el deporte lo convierten en una figura icónica y admirada en todo el país.