Un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que los océanos han absorbido más del 90% del calor generado por las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1971, y que estos cambios ya están provocando efectos irreversibles que se mantendrán durante siglos.
El estudio, presentado en Tonga por Celeste Saulo, secretaria de la OMM, y António Guterres, secretario general de la ONU, destaca que el calentamiento de los océanos está contribuyendo a la subida del nivel del mar a una velocidad sin precedentes, lo que pone en grave peligro a las islas del Pacífico, que están en la “primera línea” de la crisis climática.
Según el informe, la combinación del deshielo en Groenlandia y la Antártida, junto con la absorción de calor por los océanos, está aumentando el volumen de agua en el planeta y elevando su temperatura, lo que lleva a una expansión térmica que incrementa los niveles del mar. Se espera que los 2.000 metros superiores de los océanos sigan calentándose, un cambio que, según el estudio, es irreversible en escalas temporales de siglos y milenios.
Entre 1993 y 2023, la subida media global del nivel del mar fue de 9,4 centímetros, pero en algunas áreas del Pacífico tropical, este aumento superó los 15 centímetros. Si las políticas actuales continúan en su trayectoria, con un calentamiento de 3 grados centígrados, el nivel del mar en esta región podría elevarse otros 15 centímetros entre 2020 y 2050.
Además de la subida del nivel del mar, el calentamiento global está provocando olas de calor marinas más intensas y frecuentes, aumento de la temperatura en la superficie y en el contenido del océano, y mayor acidificación, cada uno con graves consecuencias ecológicas y económicas.
El informe alerta que algunas naciones insulares podrían volverse inhabitables, lo que tendría implicaciones significativas para su reubicación, soberanía y condición de Estado. Ante esta situación, la OMM insta a realizar recortes profundos, rápidos y sostenidos en las emisiones globales de gases de efecto invernadero para mantener el calentamiento global en un límite de 1,5 grados centígrados. También subraya la necesidad de mejorar la adaptación costera e invertir en resiliencia, especialmente en pequeñas islas vulnerables.