En medio de un ambiente caótico, con bloqueos viales y tensiones al máximo, se llevó a cabo la aprobación en lo general de la controvertida reforma judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Desde la Sala de Armas de la Unidad Deportiva Magdalena Mixhuca, en la Ciudad de México, los diputados de Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM) utilizaron por primera vez su supermayoría para dar luz verde a la reforma que propone que ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), magistrados y jueces sean elegidos por voto popular.
La jornada legislativa comenzó en circunstancias extraordinarias. A las 05:00 horas del martes, trabajadores del Poder Judicial bloquearon los accesos del Palacio Legislativo de San Lázaro en protesta contra la reforma, lo que obligó a la bancada de Morena a buscar una sede alterna de emergencia. La Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca, un gimnasio a cuatro kilómetros de San Lázaro, se convirtió en el escenario de una sesión que prometía ser larga y ardua.
El anuncio de la nueva sede, hecho por el coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal Ávila, a las 10:29 horas, marcó el inicio de un traslado apresurado. Mientras los legisladores se dirigían a la Magdalena Mixhuca, trabajadores del Poder Judicial y estudiantes de Derecho se congregaron en el lugar, intentando infructuosamente dialogar con los diputados. Ante la falta de respuesta, optaron por bloquear el Viaducto Río de la Piedad en ambos sentidos, sumando tensión a una jornada ya complicada.
A las 17:00 horas, Sergio Gutiérrez Luna, presidente en turno de la Mesa Directiva, dio inicio a la discusión de la reforma, que se prolongó por más de diez horas. La oposición, en su intento de frenar el avance del dictamen, apeló a las suspensiones otorgadas por jueces y presentó mociones suspensivas, pero la mayoría oficialista se mantuvo firme en su determinación de continuar con el proceso.
Durante el debate, Ricardo Monreal defendió la reforma argumentando que era necesaria debido a la supuesta intromisión del Poder Judicial en los trabajos del Poder Legislativo y la corrupción en el sistema judicial. “El Poder Legislativo no puede someterse a ningún juez ni autoridad distinta a nuestra”, enfatizó Monreal, criticando a la oposición por, según él, subordinar al Constituyente Permanente a jueces.
Por otro lado, el diputado Juan Zavala, de Movimiento Ciudadano, reconoció la existencia de corrupción en el Poder Judicial, pero advirtió sobre el peligro de que los jueces sean elegidos por voto popular, lo que, en su opinión, podría exacerbar la corrupción en lugar de reducirla. “Tendremos jueces pensando en cómo ganar votos y no cómo hacer justicia”, alertó Zavala.
El Partido Acción Nacional (PAN), por su parte, se manifestó en contra de la reforma con mantas que incluían consignas como “#SoyResistencia” y “Sin justicia no hay futuro”. La diputada panista Paulina Rubio calificó la reforma como una venganza del presidente contra el Poder Judicial, sumándose a las advertencias sobre los riesgos de que los jueces sean electos popularmente.
Con 359 votos a favor, la reforma fue aprobada en lo general, pero aún quedaban 610 reservas por discutir, presentadas en su mayoría por la oposición. La improvisada sede tuvo que ser equipada rápidamente para procesar los cientos de cambios propuestos, asegurando que la discusión se extendiera hasta la mañana del miércoles. La tensión en el recinto y en las calles de la Ciudad de México reflejaba la magnitud de una decisión que podría cambiar el rostro del sistema judicial mexicano.