Un informe reciente revela que al menos dos docenas de mujeres en la CIA han presentado denuncias de agresiones sexuales ante las autoridades y el Congreso, mientras la agencia mantiene en secreto detalles sobre el alcance del problema.

En el caso más reciente, un oficial veterano de la CIA, Donald Asquith, está acusado de conducta sexual inapropiada durante una fiesta en la oficina. Los fiscales alegan que Asquith se emborrachó y agredió a una colega frente a otros compañeros de trabajo, justo después de que la CIA prometiera tomar medidas enérgicas contra el abuso sexual en sus filas.

La investigación de The Associated Press (AP) muestra que la agresión ocurrió en junio de 2023, poco después de que el director de la CIA, William Burns, anunciara reformas para abordar el abuso sexual en la agencia. Sin embargo, a pesar de las promesas de cambio, el manejo de las quejas sigue siendo opaco y deficiente. El informe de 648 páginas sobre el tema fue clasificado como “secreto” por su potencial amenaza a la seguridad nacional, algo que ha sido criticado por abogados y expertos.

El informe interno y otros documentos relacionados con el caso de Asquith y otros incidentes revelan una serie de deficiencias en la forma en que la CIA trata estas denuncias. El caso de Asquith es especialmente embarazoso para la agencia, dado su largo historial en operaciones encubiertas y la naturaleza flagrante de las acusaciones.

Además, se están llevando a cabo investigaciones sobre otros casos de conducta sexual inapropiada en la CIA, incluidos oficiales sospechosos de infectar a colegas con enfermedades de transmisión sexual y un exoficial que abusó sexualmente de mujeres que conoció en aplicaciones de citas.

Lindsay Moran, exoficial de la CIA, ha señalado que el problema de la conducta sexual inapropiada ha existido durante mucho tiempo y se ha agravado con la intensificación de las operaciones clandestinas tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.

La CIA ha sido criticada por no cumplir con solicitudes de información pública y por mantener en secreto detalles sobre su respuesta a estos escándalos. La presión para que la agencia haga reformas significativas continúa creciendo, con legisladores y exoficiales pidiendo una mayor rendición de cuentas y mejoras en los procesos de denuncia.