•  Habla la tía de un infante de 11 años de edad, quien hace dos meses falleció, víctima de esta enfermedad. 

Rodeado por  el corredor industrial de “Pajaritos”, Cangrejera y Braskem Idesa, la Congregación de Mundo Nuevo no solo sufre por los efectos de la contaminación ambiental, sino por otros flagelos como el dengue clásico y en algunos casos el hemorrágico, no obstante la autoridad sanitaria pareciera no preocuparle la salud de poco más de 18 mil habitantes.

Hace más de un mes el Secretario de Salud, Roberto Ramos Alor visitó Mundo Nuevo  y constató en carne propia la plaga de moscos que afectaba la comunidad.

Aquella ocasión los “patuditos” se dieron un festín picoteándole la cara al ex perredista y ex yunista, sin embargo evitó hablar del tema durante la transmisión, acostumbrado a enfrentar la amarga realidad del sector salud en Veracruz. Aquél día, el agente municipal Cuauhtémoc López Bante no ocultaba su dicha por tan “distinguido” visitante. Esto ocurrió:

La realidad volvió a alcanzar a autoridades y habitantes de Mundo Nuevo y la luna de miel entre López Bante y Ramos Alor se diluyó, como una bola de hielo en agua hirviendo.

¿Por qué? Por una simple razón: los habitantes de aquella comunidad siguen recibiendo atención médica en el vetusto y poco funcional centro de salud, mientras los más de 18 mil habitantes libran –abandonados a su suerte por las autoridades de salud- la más cruenta guerra contra el dengue, padecimiento que en opinión de expertos este año se presentó con mayor agresividad.

López Bante pasó del amor al odio, al insistir que si en las próximas horas el jefe jurisdiccional de salud, Alberto Artigas Sen no envía por la buena a fumigadores para erradicar el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, entonces se harán escuchar a la mala. Antes habló frente a las cámaras de www.firmas.mx  la  tía de un menor que hace dos meses falleció, víctima del mortal contagio.

En nuestro recorrido pudimos percatarnos de la abundancia de zancudos en la periferia de la comunidad, concretamente en la colonia La Esperanza,  en las inmediaciones del cementerio y en el caserío situado a orillas de un riachuelo totalmente azolvado.

En este lugar el lamento es generalizado, por una simple razón: la probabilidad de contraer el dengue es alta y lo mismo afecta a ricos y a pobres, rojos, marrones, azules o amarillos, niños, adultos o ancianos, católicos, evangélicos y ateos.

Ojalá don Roberto Ramos no haga berrinche al leer estas líneas y entienda que los problemas de salud no se resuelven con insustanciales promesas…La salud humana en riesgo no requiere de buenas intenciones, demanda –léase bien- acciones contundentes. Estaremos pendientes.